miércoles, 24 de marzo de 2010

Honor y Gloria a la División Azul



El 10 de febrero de 1943 se produce en los arrabales de Leningrado el más sangriento hecho en el que intervino la División Azul y la última gran batalla en la que un Ejército Español interviene en Europa: La batalla de Krasny Bor, donde 5.900 soldados de la División Azul encuadrada en la Division 250 del Ejército alemán, hicieron frente a un total de 4 divisiones soviéticas (44.000 infantes) y dos regimientos acorazados con aproximadamente 100 carros de combate (El número real podría estar entre los 65 y los 100). Se producen casi 4.000 bajas entre los españoles, pero se consigue detener el avance haciendo fracasar la ofensiva soviética y causando entre 11.000 y 14.000 bajas al Ejército Rojo. Cerca de 300 españoles cayeron prisioneros.

Despliegue en el cerco de Leningrado
El 19 de agosto de 1942, Agustín Muñoz Grandes recibe instrucciones de trasladar a la División Azul para reforzar el cerco de Leningrado.
Se encuadra ahora a la División Azul en el XXIVº Cuerpo de Ejércitos Norte, dentro del XXXIIIº Ejército, bajo el mando directo del Generaloberst Lindemann, desplegándose en un principio en los alrededores de Vyriza para reponer las bajas de los diezmados batallones. El 1 de septiembre de 1942 son trasladados a la línea del frente, y el 7 de septiembre relevan efectivamente a la 121ª División, ocupando sus búnkers y posiciones a lo largo de 17 km en una línea que va desde Alexandrovka a Krasny Bor, a lo largo del ferrocarril Moscú-Leningrado.
El general Muñoz Grandes instala su puesto de mando en un palacete en Pokroskaia y revisa cuidadosamente su sector. Una llanura pantanosa que cruzan los ríos Slavianka e Ishora que van a desembocar al Neva; un tupido bosque que rodea las poblaciones ocupadas ahora por los españoles, al SE de la vieja capital de los Zares. Un total de 14.600 divisionarios quedan desplegados en el frente de Leningrado, aproximadamente un tercio del total de la División Azul es destinada a este frente.
Decide fortificar sus posiciones dada la proximidad del enemigo. El 2 de octubre, el general español recibe la visita de Lindemann y Von Manstein, que le informan del retraso en el asalto a Leningrado. Noche tras noche arrecian los bombardeos de la Luftwaffe sobre la ciudad. El 12 de diciembre, Muñoz Grandes recibe la comunicación oficial de su ascenso a Teniente General y, con ella, la orden de entregar el mando de la División a Emilio Esteban Infantes. Al día siguiente, en el Cuartel General de Rastenburg, el propio Führer le impone las Hojas de roble a su Cruz de Caballero. La condecoración es una de las 240 que el III Reich concederá entre casi 15 millones de combatientes alemanes.

La batalla
A las 6:40 de la madrugada del 10 de febrero de 1943, 80 cañones de 187, baterías rusas con piezas de 203 y 124 mm, 2 batallones de morteros y Katyusha de 156 mm bombardeaban las líneas divisionarias destrozándolo todo, incluidos los puestos de mando y las líneas de retaguardia. Son disparados cada 10 segundos por cada pieza artillada contra posiciones españolas decenas de miles de proyectiles de artillería (con una cadencia aproximada de un disparo lera). Este devastador y denso bombardeo dura más de dos horas y en él se produce un cuarto de las bajas españolas de la batalla.
Tras la preparación artillera para el ataque, cuatro divisiones soviéticas de infantería, las 43ª, 45ª, 63ª y 72ª, con un total de 44.000 hombres, apoyadas por el 31º y 46º Regimientos acorazados que comprendían casi 100 carros de combate entre KV-1 y T-34, dos batallones de cañones anticarro con piezas ZIS de 76 mm, la 35ª Brigada Motorizada y las 34ª y 250ª Brigadas de Esquiadores se lanzan, escalonadamente, contra las ya maltrechas líneas españolas que defendían un total de 5.900 soldados (4.500 divisionarios más tropas de las SS y Wehrmacht), castigadas por la intensa y densa barrera artillera.
Los soviéticos, convencidos de que el brutal bombardeo artillero ha destruido cualquier posición o intento de resistencia, avanzan de frente sobre el sector del cerco defendido por los divisionarios españoles. Los españoles, abrumados por la superioridad soviética, salen de sus agujeros, e intentan reagrupan los restos de las unidades supervivientes, montan sus ametralladoras MG34, toman posiciones en los cráteres que han producido los obuses soviéticos y hacen frente con violencia debido a que los españoles habian visto en pocas ocaciones que los rusos tomaban prisioneros y por sus mentes pasaba que preferian morir en combate antes que caer en las manos de las tropas soviéticas. El termómetro no subió de los 25º bajo cero en todo el combate.
Batallones enteros luchan hasta el final, los españoles inmediatamente sienten los estragos hechos por los francotiradores sovieticos que cobran la vida de mas de 121 divisionarios. Según relatos de los supervivientes se producen cruentos asaltos a la bayoneta y se lucha cuerpo a cuerpo una vez agotadas las municiones, en estos combates cuerpo a cuerpo se producen la mitad de las bajas españolas en combate debido a que los españoles no estaban preparados para los combates cuerpo a cuerpo, los rusos tomaron ventaja e hicieron una verdadera masacre con sus bayonetas. Las unidades que son copadas en el asalto, no se rinden, combatiendo en todas direcciones sin tregua.
Se producen casi 4.000 bajas entre los españoles (muertos, heridos y capturados), pero se consigue detener el avance haciendo fracasar la ofensiva soviética y produciendo unas 11.000 bajas al Ejército Rojo. Cerca de 300 españoles cayeron prisioneros.

Consecuencias
Después del fracasado asalto soviético, el frente sólo retrocede 3 km en algún sector, pero el cerco no se rompe. El ejército soviético no vuelve a enfrentarse directamente a las tropas españolas, limitándose a bombardeos aéreos o artilleros. El mando soviético ordenó a sus fuerzas pasar a la defensiva. El frente queda estabilizado por un año.
La batalla de Krasny Bor, con una encomiable resistencia de la División Azul, hizo fracasar la Operación Estrella Polar, una gran ofensiva posterior para romper el sitio de Leningrado. Se consiguieron tres de las ocho condecoraciones laureadas de la División Azul en la URSS.
Casi trescientos divisionarios fueron hechos prisioneros de guerra por el ejército soviético, y encarcelados en Gulags en Siberia, condenados a trabajos forzados. Fueron los últimos repatriados a España en 1954, y llegaron al puerto de Barcelona el 2 de abril de 1954 en el barco liberiano Semíramis.

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